En Acapulco, el chilate es más que una simple bebida; es un símbolo de nuestra identidad y herencia cultural. Originario de la Costa Chica de Guerrero, este refrescante elixir a base de cacao, arroz y canela ha sido parte esencial de nuestras vidas, especialmente en los días calurosos. Se elabora a base de cacao, arroz, canela y azúcar, y se sirve fría, lo que la convierte en una opción refrescante ideal para el clima cálido de la región.

En Acapulco, el mango no es solo una fruta; es un símbolo de nuestra identidad y tradición culinaria. Desde el dulce Manila hasta el exquisito Ataulfo, estos frutos han dejado una huella imborrable en nuestra cocina y cultura. Los mangos Manila y Ataulfo han desempeñado un papel fundamental en la formación de la tradición gastronómica de Acapulco, aportando sabores y texturas que se han entrelazado con la cultura y la historia de la región.

En Acapulco, el maíz no es solo un alimento; es parte de nuestra historia, nuestra cultura y nuestra identidad. Desde tiempos ancestrales, este grano dorado ha sido el corazón de nuestras tradiciones, uniendo a las comunidades y alimentando no solo nuestros cuerpos, sino también nuestro espíritu. ¿Sabías que Guerrero, nuestro estado, jugó un papel crucial en la domesticación del maíz?

En Acapulco, hay algo más que playas y atardeceres inolvidables: el bolillo relleno, un platillo que va más allá de ser un simple antojo callejero. ¿Sabías que este ícono culinario nació de las necesidades de los pescadores locales? Sí, esos hombres del mar que necesitaban un alimento práctico, resistente y nutritivo para sus largas jornadas. Así surgió el bolillo relleno, con guisos que daban energía y un toque de creatividad en cada mordida.